guarda bien este no donde estás tan firme ahora, hoy volvé a esta entrada para aferrarte cuando te caigas en los sí, melibé volvé a pararte en tu boca con los pies chiquitos presionando tus labios esponjosos, un dedito por vez tara tata piri pipipi ta ta tara dale dale tara lalala piriripi ta! ta! dale! dale!
prometo terminar de escribir esto justo antes que el reloj llegue a las tres de la mañana en todo ese tiempo prometo llenarte el oído con música que nos gusta prometo alejarme para decirte palabras duras y acercarme mucho pero mucho el resto del tiempo que prometo intentaré sea todo, todo, todo me quedan diecisiete minutos y muevo los pies como bailando en la silla o bailan los bichitos que anidaron en los dedos la vez que caminamos así de desnudos sobre las hojas de los olivos que habían sido abatidos por el otoño me quedan dieciséis minutos y me quiebro lento siento como un tambor que va a destiempo con mi pulso, tengo que correr por los techos, jugando a que me tiro pero no vuelo porque el tamp tamp tamp va rápido y mi pulso, dulce porque pienso en vos, va suave como río calmo o como mi pulso y ya, no necesitas compraraciones para recordarme mansa crecen las plantas donde nacen las monarcas crío mariposas en el jardín de la casa donde viví toda mi vida tengo un cuerpo de siluetas una que se superpone a la otra que esperan ser reinventadas en tus dedos
Iba a escribir versos hermosos esta mañana, tal vez los más hermosos, pero leí Clarín.com y todo se me fue por el inodoro de la vida. Digo inodoro de la vida porque recién escuché “trampolín de la vida” y hay mucha gente diciendo “algo de la vida”, “no sé qué de la vida” y una vez escribí “empedrado de la vida” para hacerme el profundo y me declaro ahora, si no harto de la vida, harto de los no sé qué, de los algo de la vida. Chicos, cojan que es lindo. Este es mi mensaje de hoy.
de algún modo me devolvió lo que me debía hoy me acordé de esos días en los que pegaba una fotito distinta por cada día que estaba ausente la seleccionaba entre muchas y cuando la encontraba, lo sabía al instante porque rápido se me ocurría qué escribir chiquitito con birome abajo yo pensaba que iba a quedar cada foto pegada hasta que volviera yo pensaba viajar a su encuentro no decirle lo de las fotos pegadas con una frasecita debajo pensaba que cuando volviese se iba a poner feliz después al final no viajé porque me cagó desde arriba de un pino ahí entonces me enojé y rompí todo cuando volvió le sonreí como todos los días fumamos, comimos, dormimos como todos los días hoy me devolvió de algún modo eso que me debía se los juro, personas hoy me reí tanto que me dio un orgasmo como te digo, me devolvió lo que me debía
Enamoré a un tipo con la canción que me enseñó otro. Si es cierto que el universo tiende a la media me voy a enajenar y mucho. Querida, te pasas la vida escupiendo por el balcón, ni para arriba ni para abajo. Hace rato que aprendiste que el techo a veces está debajo, y no necesariamente cuando el suicidio se apersona pronto prontísimo. No, no necesariamente. Por eso la dirección importa tres carajos. Contonear, date cuenta, es lo mismo que vacilar. Es somatizar con piernas, con cola y bombacha marrón, con espalda flaquísima, con cabello enmarañado, con manos que en fotografías se ven largas muy largas, es somatizar digo, la duda. Contonearse no es otra cosa que intentar manotear una mosca que vuela frenética en tu habitación, pensando que el bicho tiene una carta para vos. Una que diga qué mierda vas a hacer con este muchacho que te mira como un nene mirando al infinito, un nene que no entiende nada, nada infinito, qué retórica pelotuda. Pero viste cómo son las moscas. Porque no se equivocan no se te acercan. Teoría nueva del olor a mierda.
Para seguir sacando fotos como esas, porque a mí me gusta sacarle fotos a insectos, necesito que me regalen una Nikon D200 o algo mejor que eso no me molestaría. Gracias. No, no es mi cumpleaños, es mi capricho.
Cada una de tus cartas aumenta la incomprensión y la estrechez de espíritu de las anteriores. Juzgás con tu sexo y no con tu pensamiento como lo hacen todas las mujeres.
Necesito una mujer que sea mía exclusivamente, y que pueda encontrar en todo momento en mi casa. Estoy aturdido de soledad. Por la noche no puedo regresar a un cuarto solo sin tener a mi alcance ninguna de las comodidades de la vida. Me hace falta un hogar y lo necesito enseguida, y una mujer que se ocupe de mí permanentemente, incapaz como soy de ocuparme de nada; que se ocupe de mí hasta de lo más insignificante. Una artista como vos tiene su vida y no puede hacer otra cosa. Todo lo que te digo es de una mezquindad atroz, pero es así. No es preciso siquiera que esa mujer sea hermosa, tampoco quiero que tenga una excesiva inteligencia, y menos aún que piense demasiado. Con que se apegue a mí es suficiente.Pienso que sabrás reconocer la enorme franqueza con que te hablo y sabrás darme la siguiente prueba de tu inteligencia: comprender muy bien que todo lo que te digo no rebaja en nada la profunda ternura, y el indecible sentimiento de amor que te tengo y seguiré teniendo inalienablemente por vos. Pero ese sentimiento no guarda ninguna relación con el devenir corriente de la vida. La vida es para vivirse. Son demasiadas las cosas que me unen a vos para que te pida que lo nuestro se rompa; sólo te pido que cambiemos nuestras relaciones, que cada uno se construya una vida diferente, pero que no nos desunirá más.
Antonin Artaud, extractado de la primera y segunda cartas conyugales.