Enamoré a un tipo con la canción que me enseñó otro.
Si es cierto que el universo tiende a la media me voy a enajenar y mucho.
Querida, te pasas la vida escupiendo por el balcón, ni para arriba ni para abajo. Hace rato que aprendiste que el techo a veces está debajo, y no necesariamente cuando el suicidio se apersona pronto prontísimo. No, no necesariamente. Por eso la dirección importa tres carajos.
Contonear, date cuenta, es lo mismo que vacilar. Es somatizar con piernas, con cola y bombacha marrón, con espalda flaquísima, con cabello enmarañado, con manos que en fotografías se ven largas muy largas, es somatizar digo, la duda. Contonearse no es otra cosa que intentar manotear una mosca que vuela frenética en tu habitación, pensando que el bicho tiene una carta para vos. Una que diga qué mierda vas a hacer con este muchacho que te mira como un nene mirando al infinito, un nene que no entiende nada, nada infinito, qué retórica pelotuda. Pero viste cómo son las moscas. Porque no se equivocan no se te acercan. Teoría nueva del olor a mierda.