como si los golpes cayeran ahora en un vacío. en un agujero que se me hizo en el estómago. ese fuerte trompazo que desestabilizaba y desbarrancaba a un cuerpo de trapos chorreando agua helada ahora me traspasaba. acerco la mano a mi pecho y el envión sigue sigue sigue sin rozar nunca las yemas con la carne. no queda ni sangre, ni huesos, ni piel. un vacío. me traspaso.