Ayer morí. Ayer dejé que me desvistieran de la máscara, del maquillaje, de las cosas que me amortajan. Daba una sonrisa a cambio de que la vieja piel quede en la entrada. Credulidad, yo lo acepté. Sin esa piel las pizcas de lo que está fuera, las que tomamos como muestra para sentir ya no eran pizcas y nada más. Ya eso que de receptor era mi cuerpo entraba a él sin resistencias, el cuerpo y eso eran un mismo lugar. Hoy espero.